Y hoy nos regala por sorpresa su voz, su palabra, con un particular
"manifiesto" para el DÍA MUNDIAL DEL TEATRO:
"Hoy
celebramos el día del teatro. Como bien sabéis andamos de capa
caída, es decir, debemos batirnos en una especie de oscuridad con
las fuerzas inalienables que buscan supeditar toda creación a un
marco de intereses individuales; esquema rector de nuestros tiempos.
Pero
¿qué hace el teatro? Proseguir su marcha, porque una vez iniciado
el camino no hay vuelta atrás, y cuando no hay vuelta atrás es
porque aquel camino constituye una parte de la existencia humana.
El
teatro ahonda en la capacidad de asombro; sustrae el ánimo del
espectador, eleva su espíritu trasladándolo a un ámbito que
podríamos denominar de intemporal, o al menos, de suspensión
temporal.
Lean
e imaginen:
Se
apagan las luces del teatro.
Ya,
en sí mismo, este fundido en negro nos lleva al ámbito del sueño,
como cuando nos vamos a dormir. Nos vinculará entonces a todas las
dimensiones que nos atraviesan: el pasado, con la niñez como
trayectoria, el espacio de la memoria y el olvido. El presente, con
los problemas que nos acucian en las tensiones continuas de los días,
y el futuro, el gran proyecto de la imaginación.
Cuando
comienzan a encenderse algunos focos de escena nuestra atención ya
ha empezado a ser iluminada, a modo de antorcha, para habitar
nuestras cavernas.
Entra
un personaje, o dos, o veinte, declamando, clamando, retorciéndose,
farfullando, irritado o contento, tenso o desvariado, único o en
coro, individual o colectivo, pero, siempre, siempre, desprotegido,
desamparado, reivindicativo o sumido en la futilidad y el sinsentido.
Lleno de mil acechanzas, cómicas o dramáticas, pero siempre,
siempre, portador de la luz.
En
cada espectador, una vez iniciado el trayecto, se encontrará con
alguna espina de su vida desde donde supurará alientos,
estremecimientos, anhelos de conocimiento, visitar los extramuros,
gozo, silencio o nubarrones de desdicha.
El
escenario ha abierto sus grandes fauces, pero no sólo para articular
un rito iniciático, o para pasar un umbral, no sólo para alimentar
prebendas de algún poder que lo necesite para embaucar a sus
súbditos, sino como una gran potencia desestabilizadora, en tanto en
cuanto, deja suspenso el tiempo.
Entonces
se produce la gran colisión: los problemas, paradojas, entre las
telarañas de la vida se alían misteriosamente en la fuerza
cautivadora de los actores, directores, escenógrafos, diseñadores,
músicos, albañiles, carpinteros, iluminadores, dramaturgos. Todos a
una levantan un espléndido edificio de cuya fugacidad sólo resta al
final un fuego fatuo que deambulará por los paisajes de nuestra
vida; esa densa neblina atrapará los ecos que el cotidiano transitar
menoscaba y la mirada del espectador habrá ganado en profundidad y
hondura, en riqueza paisajística, a veces, en los límites del
hambre de sí mismo, en otros casos en los límites del hambre de
mundo.
Se
podrá decir, por tanto, que el teatro es una gran tautología; es
decir, ante la pregunta de qué es el teatro su respuesta puede ser:
el teatro es el teatro. Y no crean que el teatro morirá, porque el
teatro es astuto y sibilino, y sobre todo cuenta con una fuerza
superior a cualquiera que deseé destruirlo: siempre, siempre, nos
está mirando."
Carlos
de la Fuente Arjona / DIA
MUNDIAL DEL TEATRO. 27 DE MARZO DE 2013
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