sábado, 22 de junio de 2013

EL PÚBLICO OPINA /7 y hasta pronto!!

Qué mejor manera de despedir esta segunda temporada de VISIONES en nuestro Taller, que con nuevas reseñas del público asistente:

"El sábado, día 15 de junio, tuve el placer de disfrutar de esta obra junto a mi familia. Tanto el director Antonio de la Fuente, como las actrices, en conjunción con la autora, han logrado una excelente puesta en escena donde se recrea al personaje histórico con la sensibilidad de Margarita como mujer. Margarita, en las voces de Mercedes y Teresa, nos lleva a un paseo por el Toledo de Garcilaso donde vivimos los sonidos de la vida de la ciudad y los aromas que la inundan. Es destacable el juego de la luz con los accesorios de la escenografía que hacen que se cree una conjunción entre la palabra y la propia obra. Gracias, desde Almendralejo, a todos por este trabajo y por vuestra acogida." 
Emilia Arroyo

"...pude ver una obra interesante, distinta, y muy trabajada por parte de las actrices que están geniales y maravillosas."
Alberto Heras

Fotógrafo: JAVIER DEL REAL
Y destacar una extensa reflexión que nos llega de un espectador muy especial que desde su estrecha cercanía a seguido este proceso de creación paso a paso:

Retrato de una pequeña joya, por Carlos de la Fuente
"Imagínense que sobre esta hoja de papel estoy pintando un espacio donde dentro de poco si se acercan a mirar verán aquello que yo previamente ya he visto. Las impresiones dejadas por lo vivido serán las descritas aquí.
Se apagan las luces.
Nos hallamos, pues, en un espacio rectangular, negro y profundo como el ocaso del que emergen unas notas roncas, breves detonaciones en el silencio de la sala, aglutinadoras del tiempo y disparadas al centro genuino de la voz de la actriz que comenzará la andadura describiendo un acontecer puro, fijado a fuego en las entrañas de la noche, acompasadas con la belicosidad del violonchelo.
Un chorro de voz nos inunda, un estuario de poderosas descripciones abalizadas sobre un sinnúmero de adjetivos se difunden vigorosas como figuras de tiempo; hilos soltados al viento irán forjando tras el aliento descompuesto un entramado de agitados frenesíes.
El salto ya se ha dado, ahora es necesario corporeizar lo que siendo tiempo ya es figura, figura encarnada en el tiempo y por tanto, tiempo ella misma: cuerpo creador.
Y he aquí la verdadera y genuina dificultad del teatro: ¿cómo dentro de ese espacio se encarnan las figuras?
Del texto de Ángeles Carmona: “Visiones de Margarita de Navarra”, surgen esas visiones: palabras hilvanadas al socaire de estímulos, apareciendo una voz encantada, enamorada podríamos decir, rompiendo un dique de palabra ensombrecida.
Será un encuentro de dos personalidades: Garcilaso y Margarita. Garcilaso pondrá a los pies de ella su riqueza cromática, enfundado en su querido Toledo. Margarita ducha en las artes literarias con su fuerte y arrojado carácter intimidará al poeta, lo encumbrará hasta arrebatarle al poeta su voz para alumbrar sus propias estancias.
Aquí había un texto sólido, sólido en sus dos vertientes: en su coherencia interna y en su espesor, al cual tuvieron que romperle los límites. No lo hicieron, a mi parecer, con ánimo deconstructivo a la búsqueda de una esencia que subyaciera al texto, sino en su literalidad, romper su solidez, pero para encontrarse con lo encarnado en él. Es decir, para que se encarnara en su vitalidad había que teatralizarlo, descubrir el cuerpo, que esta vez sí se hallaba presente en él.
En lo límites nos encontramos unos ojos, una mirada que busca interiorizarlo, haciéndolo suyo con la genuina melancolía, arrobo, excitación y ensombrecimiento con el que pudo hacerlo la autora.
En el teatro ese centro se pierde, se descentra y dota a las palabras de un espacio de destino, un muro inflexible, porque este soporte que es el cuerpo, logre, a través de las actrices rebasar el espacio, elevarse por encima de sí mismas y alumbrar el interior de ese espacio sagrado que es la escena.
Es bajo la batuta del director Antonio de la Fuente como estos pasajes irrumpen con fuerza desde el primer latido que es cuando se hace el oscuro. Desde aquellas escombreras del dolor y los recuerdos; y no olvidemos que todo recuerdo son hilos sumergidos en sombras, en claroscuros abiertos en canal por los afectos; y de su maestría irá extrayendo con paciencia de cirujano aquellas figuras materializadas hasta lo más cercano, consustanciándolas en latido vivo.
De su mano aparecerá la misma Margarita de Navarra, interpretada magistralmente por Mercedes Gª-Carrasco, hasta la Conferenciante, Carlos V y la Ama o Criada, interpretados de manera magnífica por Teresa Ruiz.
No se dejen impresionar por la cascada de palabras, todas ellas están ajustadas con precisión de relojero sobre aquello que sin ustedes creerlo, igual que el mago sacando flores de su pañuelo, acontecerá en lo que ustedes allí verán e incluso mucho más de lo que yo en el papel pueda reflejar. Por eso es por lo que es teatro: un baile de espectros. Observarán cómo es posible que en un espacio tan reducido, con una puesta en escena tan sobria, se convoque y aparezcan tal multitud de seres. Sin poderlo creer se hallarán rodeados e inmersos en una ciudad, nada menos que el Toledo del siglo XVI, multitudes arracimadas al paso de una comitiva real venida de Francia, como comensales de un banquete pantagruélico. Además de testigos mudos de un desenlace. Serán también público convocados a una conferencia donde la conferenciante les trasladará a la simbiosis de los ecos, porque cada eco es una máscara de la voz inicial que le dio origen hasta llevarlos a los resortes más íntimos convirtiéndose en espacio de erotismo, en lenguaje de sombras. Se sentirán por un momento transfigurados, porque el espacio sagrado que es el teatro y de ahí su poder catalizador de múltiples espacios, se habrá convertido en un espacio geográfico: una mujer, Margarita, que sin quererlo irá pariendo, a borbotones, no sólo escenarios de su vida, sino espacios gloriosos desde una tumba abierta, perfectamente indicados por la conferenciante, perfectamente acompañados por la Ama o Criada, perfectamente ensamblados por el soberano despotismo de Carlos V, perfectamente inquietante por el juego de los dobles, por el juego del espejo y su reverbero.
Sólo me cabe añadir la música de José Luis Cid, en su orden pautado, sirviendo de acceso y colofón, cicatrices de una herida rezumando congoja en este juego de espesuras.
El vestuario y escenografía son hitos de Juan Manuel García, intensos asideros para alumbrar respiros.
Mención aparte el de las actrices: Teresa Ruíz y Mercedes Gª Carrasco, estas dos sí que abren senda, sí que alumbran desde sus cuerpos como cajas de resonancia esos ecos de una materialidad transfigurándose. Hay que verlas en escena para creerlo. Atónitos es la palabra que describirá la sensación tras ver el espectáculo.
Por todo ello les recomiendo encarecidamente esta pequeña joya.
Pero yo ya emití mi juicio, ahora juzguen ustedes mismos."

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